jueves, septiembre 06, 2007

Si no es democracia, aunque lo parezca, no lo es.

Si solo lo parece, no es. Cuando lo parece es porque no es democracia y sí algo similar a una explotación bananera, aunque en España, se empeñen e seguir llamando democracia a unas elecciones periódicas y al solemne acto de investidura con una mayoría que impide hacerlo a la oposición. Fin. Se acabó la democracia. A partir de ese día y hora, el ‘caudillo en jefe’ estará por encima de la Nación, de ley y del bien y del mal. Decidirá, de forma prepotente y autoritaria, por todos los españoles, para bien o para mal, les guste o no. Si le apetece destruir la Nación o venderla por manadas o puntas, como ganado, lo hará. Nada ni nadie puede o estará dispuesto a hacer cumplir la ley. Todos los poderes de la Soberanía Nacional serán mangoneados “democráticamente” por un único individuo durante al menos cuatro años. Esté loco o cuerdo. Sea valiente o cagatintas. Sea inteligente o imbécil. Culto o bananero. Amigo o enemigo de la Nación.

Pero no debemos pasar por alto que aunque nos sea hurtada, con total desfachatez y prepotencia, se nos vende una democracia, pagamos una democracia y tenemos derecho a exigir una democracia. Tenemos derecho a exigir a la 'mayoría' que ocupa el Estado legalmente, mediante las urnas, un comportamiento impecablemente democrático, como única forma aceptable y permitida, por esa legalidad, de ejercer las funciones de gobierno. La mayoría en las urnas le da ese carácter legal para esas funciones en esos términos, no le da derecho ni legitima a ningún gobierno para actuar como capos mafiosos y criminales, despreciando o hurtando el derecho a grandes sectores ciudadanos, omitiendo la legalidad o usándola para encubrir a criminales y desamparar a sus víctimas.

Por muchos votos o por mucha mayoría que ostente, democráticamente no están por encima del Estado de Derecho ni de su legalidad. Si no se someten a esa legalidad y a la voluntad popular, durante toda la legislatura, pierden la legitimidad para ejercer y quedan fuera de la legalidad que sustenta su condición de servidores públicos. Le apoyen un voto o cien millones. Un solo ciudadano respetuoso con la ley democrática, tiene más poder legal y más legitimidad que el gobierno al completo, mientras este no la cumpla o no la haga cumplir.

Cuando se constata la condición antidemocrática de ese gobierno con legalizaciones contra derechos, para lucrar a amiguetes y votantes, o pagar a deudores, o para que unos le paguen votos a terceros, o para hacerlo con el erario público, el ciudadano, en mayoría, en minoría o individualmente, puede y debe ejercer su derecho a exigir rectificación, respeto y lealtad a la ley y a sus derechos, tantas veces como les sea posible, por todos los medios que les sea posible, como ciudadanos gravados por ese gobierno que al renegar de la democracia, que debería custodiar y garantizar, e intervenir o asociarse corporativa o mafiosamente, con todos los poderes públicos, no ofrece garantías judiciales suficientemente fiables como para recurrir a los tribunales, sin el riesgo de resultar duramente represaliados, reprimidos o perseguidos de la misma forma que se favorecen a asesinos o se permiten las prácticas nazis y delictivas desde el Estado. Todo el mundo ha podido observar como ha pajeado el Fiscal General del Estado y como ‘sus’ leyes se moldean como plastilina según convenga, a la hora de imputar o exonerar de culpa a un individuo por los mismos cargos, sobre un mismo ‘presunto’ acto delictivo.

Es público y harto conocido que ZP, su gobierno, su partido y sus socios, han corrompido y debilitado al Estado, con la mentira, el sobeteo con sus simpatizantes y la crispación contra la oposición, como único proyecto político. Han violado sistemáticamente la Cunstitución con leyes sectarias y actuaciones que atentan contra el interés general.

Tenemos un Estado corrupto, con un Jefe que no puede ejercer, regido por fueras de la ley democrática y sin la posibilidad de articular ni un solo mecanismo de autodefensa, contemplados en la Carta Magna, contra ocupas enemigos. Ejerzo el derecho al pataleo renunciando, cobardemente, a defender mis derechos constitucionales renunciando, a su vez, a mi derecho a legítima defensa, por los medios a mi alcance, como la desobediencia civil sobre leyes agresivas con dichos derechos, o cualquier otro, dejándome someter por la fuerza del Estado y su uso ilegítimo ejercido, sin escrúpulos, por sus ocupantes. Lamento que estos ocupas traidores, fuleros y nefastos, no hayan tenido una oposición que haya cumplido con su deber de enfrentarse a ellos parando estos destrozos, con la legitimidad, el vigor y el poder que les concede la ley y el derecho natural a la mencionada legítima defensa, permitiendo, con su actitud pasiva, la vulnerabilidad del Estado y el desamparo e indefensión del conjunto ciudadano, ante las agresivas exigencias de nazis y terroristas, entre otros, y la cobarde debilidad, mediatización y mangoneo de poderes e instituciones, y renuncia al ejercicio de sus responsabilidades de gobierno por parte del ejecutivo, como más activo y principal colaborador de los enemigos de la Nación española y de la paz, como perturbadores unilaterales de la misma.

Clandestino

3 comentarios:

Ignacio dijo...

...sea hurtada, con total desfachatez y prepotencia, se nos vende una democracia, pagamos una democracia y tenemos derecho a exigir una democracia. Tenemos derecho a exigir a la 'mayoría' que ocupa el Esta....


Sólo tienes derecho a pagar esa juerga, asumelo. Quieras o no es asi; y la gente le encanta esta juerga, sino , no se comprende.

Clandestino dijo...

Hola 'ignacio'

Está claro que esa es la única opción que permiten los ocupas del Estado, al convertir la ley de todos en poder privado o de partido, para fines e intereses bastardos. Y llevas razón en que 'a la gente les encanta esta juerga', pero no a todos. Aunque admito que en democracia hay que aceptar la decisión de la mayoría, no acepto que sea a costa de cepillarse los derechos de las minorías, infringiendo la ley y prostituyendo la democracia, solo porque las víctimas no suman votos para imponer la legalidad democrática y porque la oposición no se molesta en exigir la observación de esa legalidad sobre el principio de igualdad que sustenta al Estado de Derecho.

Insisto en que tanto colectiva como individualmente, todo aquel que se siente timado y agredido, está en su legítimo derecho a defenderse con la ley democrática en la mano, contra las leyes políticas, sectarias y agresivas, y contra los facinerosos que las inventan y aplican.

Toda vez que ese es un deber de la oposición, aunando el descontento de las víctimas y presentando la batalla legal desde España hasta Bruselas, al estar las instituciones tomadas y encamadas con la delincuencia ocupa. Al omitir esta su deber, nos convertimos en unas minorías dispersas, desamparadas, indefensas y sometidas bajo los poderes del Estado en manos de fueras de la ley.

Llegados a este punto nos queda el suicidio, enfrentándonos a ellos a pecho descubierto, o el pataleo, que de momento y de forma anónima, aún se puede y se debe ejercer.

Saludos

Ignacio dijo...

...anto colectiva como individualmente, todo aquel que se siente timado y agredido, está en su legítimo derecho a defenderse con la ley democrática en la mano, contra las leyes políticas, sectarias y......

Eso es la teoría, la realidad es que por mor de la llamada democradcia esto es un estado nazi, y al que discrepa lo machacan.